martes, 17 de marzo de 2015

Grimm / Jacob y Wilhelm

(1785 - 1863)
Wilhelm Grimm
(1786 - 1859)

Jacob Grimm (Hanau, actual Alemania, 1785-Berlín, 1863) y Wilhelm Grimm (Hanau, 1786-Berlín, 1859). Cuentistas y filólogos alemanes. Conocidos sobre todo por sus colecciones de canciones y cuentos populares, así como por los trabajos de Jacob en la historia de la lingüística y de la filología alemanas, eran los dos hermanos mayores de un total de seis, hijos de un abogado y pastor de la Iglesia Calvinista.

Hansel y Gretel
Ilustración de Maurice Sendak


Siguiendo los pasos de su padre, estudiaron derecho en la Universidad de Marburgo (1802-1806), donde iniciaron una intensa relación con C. Brentano, quien les introdujo en la poesía popular, y con F. K. von Savigny, el cual los inició en un método de investigación de textos que supuso la base de sus trabajos posteriores. Se adhirieron además a las ideas sobre poesía popular del filósofo J.G. Herder.
Entre 1812 y 1822, los hermanos Grimm publicaron los Cuentos infantiles y del hogar, una colección de cuentos recogidos de diferentes tradiciones, a menudo conocida como Los cuentos de hadas de los hermanos Grimm. El gran mérito de Wilhelm Grimm fue el de mantener en esta publicación el carácter original de los relatos. Siguió luego otra colección de leyendas históricas germanas, Leyendas alemanas(1816-1818). Jacob Grimm, por su parte, volvió al estudio de la filología con un trabajo sobre gramática,La gramática alemana (1819-1837), que ha ejercido gran influencia en los estudios contemporáneos de lingüística.

En 1829 se trasladaron a la Universidad de Gotinga, y de ésta, invitados en 1840 por el rey Federico Guillermo IV de Prusia, a la de Berlín, en calidad de miembros de la Real Academia de las Ciencias. Allí comenzaron su más ambiciosa empresa, el Diccionario alemán, un complejo trabajo (del que editaron solamente el primer volumen) que ha requerido muchas colaboraciones y no se concluyó hasta comienzos de la década de 1860.



Los cuentos de los hermanos Grimm
Los Cuentos infantiles y del hogar fueron publicados entre 1812 y 1822, en tres volúmenes. La colección de cantos populares El cuerno maravilloso del niño, de Armin y Brentano, dieron a los hermanos Grimm la idea de preparar una colección de cuentos populares. Según propósito de los Grimm, esta obra había de ser sobre todo un monumento erigido a la literatura popular, un documento que recogiese de boca del pueblo lo poco que se había salvado de la gran producción medieval germánica y que constituía la tradición nacional que suponían perdida.

Sus fuentes principales fueron, además de los recuerdos de su propia infancia y de la de sus amigos, la gente sencilla del pueblo que ellos iban interrogando y, sobre todo, Cassel, la hija del farmacéutico Wild, que repetía las historias oídas en su infancia de boca de la "vieja María".
Al transcribir estos cuentos procuraron conservar fielmente no sólo su trama sino también el tono y las expresiones de que aquellas personas se servían, efectuando así en esta esfera una obra casi sin precedentes, porque literatos como Musäus y otros hasta entonces se habían servido de los cuentos populares como estructura para engarzar en ellos divagaciones morales o alusiones poéticas y literarias.

Sólo en una segunda época se aprovecharon también de fuentes literarias como Lutero, Hans Sachs, Moscherosch o Jung-Stilling, pero esforzándose por hallar bajo las variaciones y los embellecimientos literarios la primitiva ingenuidad de trama y de estilo (proverbios, repeticiones), guiados sobre todo por su instinto poético.

Se ha dicho que estos cuentos se han vuelto verdaderamente populares por medio del libro de los hermano Grimm. Lo cierto es que ellos supieron darles tanta frescura que pocos libros hacen revivir de inmediato la misteriosa y profunda intimidad de la naturaleza germánica, permitiendo sentirla con el espíritu con que a ella acude el pueblo alemán.

Las fábulas contienen casi siempre una verdad objetiva, una lección práctica, siempre aventajada, sin embargo, por la inspiración genuina de la poesía popular. Forman parte de esta colección de más de doscientos cuentos, entre los que figuran narraciones tan famosas como BlancanievesLa Cenicienta,PulgarcitoJuan con suerteLeyenda de los duendecillos,La hija del molineroCaperucita RojaRabanitaEn busca del miedoLos músicos de Bremen o Barba Azul.

Aunque según la idea de sus compiladores esta obra no estaba destinada a ser un libro infantil, Goethe, apenas la hubo leído, escribió a Stein que estaba escrita "para hacer felices a los niños", y puede considerarse como un gran acontecimiento literario de principios del siglo XIX alemán, porque desde entonces se convirtió en el libro de la juventud alemana, con el cual generaciones y generaciones formaron su alma.

La obra dio lugar a una polémica de cierta importancia con Brentano y con Arnim. Los dos poetas, que habían precedido de modo muy diverso que los Grimm en su colección de cantos populares, refundiéndolos formalmente, hallaron desaliñada y pobre la redacción de estos cuentos. Ello se debió a que, mientras Arnim y Brentano no distinguían entre poesía popular y poesía artística y reconocían para una y otra los mismos derechos, los Grimm creían que la segunda no podía sino esforzarse (aunque siempre inútilmente) por parecerse a la primera, la cual, representada por las grandes epopeyas o por los cuentecitos, era infinitamente superior y estaba dotada de una fuerza poética metafísica anterior a la misma humanidad.

BIOGRAFÍAS Y VIDAS


Los hermanos Grimm

Cincuenta sombras de Grimm

La revisión de Philip Pullman de las historias de los hermanos ha sido una sorpresa editorial en Reino Unido


ROCÍO HUERTA Madrid 20 DIC 2012 - 21:13 CET


Los hermanos Jacob y Wilhem Grimm.


Los cuentos de los hermanos Grimm pertenecen a ese tipo de literatura de la que, paradójicamente, cuanto mejor se conoce a los personajes, las historias y hasta los finales, más se disfruta sin complejos de ellos. No por ello pasan de moda ni huelen al temido spoiler que puede arruinar el final de una serie. Coincidiendo con el bicentenario de la primera edición de los Cuentos infantiles y del hogar, el célebre escritor británico Philip Pullman (Norwich, Inglaterra, 1946), ha rescrito 50 de las historias que en su día publicaron Jacob y Wilhelm Grimm,conservando el título original en un excitante tomo de 450 páginas editado en España por B de Block (Penguin, en Inglaterra). Aporta además un comentario al final de cada capítulo, relacionando el origen de cada cuento con otras historias populares de la tradición rusa, italiana y española.

El mensaje común es la justicia, los valores del horror y el castigo”
Pullman, autor de la trilogía La materia oscura, que le mereció el premio Carnegie Medal en 1995, concedido a las mejores obras de género infantil y juvenil, y cuya primera entrega se llevó al cine bajo el título La brújula dorada, se sumerge en las hitorias para niños de los hermanos más famosos de la literatura y les aplica una vuelta de tuerca: “No es una transcripción literal del texto sino más bien una performance particular del resultado del boca-oreja de estas historias”, puntualiza.
Caperucita Roja, Blancanieves o Rapunzel son para Pullman los personajes que conducen de la mano a los niños al primer contacto con los libros, al primer estímulo de discernir entre lo justo y lo injusto es, lo temido y lo apacible, el eterno juego de los buenos y los malos en definitiva. Pero no son estos los favoritos de Pullman, sino una selección muy distinta, casi desconocida para el folclore popular. “Diría que mi ojito derecho se titula Las tres hojas de la serpiente, una historia rara sobre princesas y soldados, menos comercial aunque con un mensaje mucho más potente. Una obra de arte excelente que, se podría decir, no es para el público infantil”. Otro de los personaje que ha cautivado al autor es el protagonista de Hans-medio-erizo, “Tiene una personalidad exquisita, es valiente, creativo y encantador”. Son historias que se han convertido en cuentos para niños pero que, según Pullman, no lo son tanto: “Algunos de los cuentos están escritos para dar miedo, pero creo que el verdadero mensaje en común de todos los relatos es la justicia, los valores del horror y el castigo”.


Jacob y Wilhelm Grimm
Los hermanos Grimm

Un lugar lejos de la literatura

ANA MARÍA SHUA EL PAÍS, 20 DIC 2012 - 21:52 CET


Hay cientos de versiones y adaptaciones de la obra de los hermanos Grimm. Pero, curiosamente, ninguna que nos cuente su vida. Jacob y Wilhelm Grimm nacieron en 1785 y 1786 en una familia tradicional de la región de Hesse, en una época en que Alemania, dividida en muchos pequeños estados, era una ilusión y un deseo.
Su padre murió muy joven. Para ayudar a su familia, los dos hermanos estudiaron leyes en Marburg, los dos obtuvieron puestos de bibliotecarios en distintas ciudades, los dos, muy pronto, se inclinaron por los estudios de literatura antigua y medieval alemana.
Los dos enseñaron en la Universidad de Göttingen. Los dos se jugaron su puesto firmando el manifiesto de “Los siete de Göttingen”, contra el rey de Hannover, que pretenía abolir la constitución. Los dos formaron parte del movimiento romántico y aceptaron su doble juego, quizás contradictorio: la exaltación de la individualidad y el endiosamento del “espíritu del pueblo”.
Durante casi toda su vida, los hermanos Grimm vivieron juntos. Desde muy joven, Wilhelm sufrió asma y una enfermedad cardíaca. Y sin embargo, fue Wilhelm el que se casó y tuvo tres hijos. ¿Por qué Jacob nunca pudo formar su propia familia? ¿Estaba enamorado de su cuñada? ¿No pudo nunca despegarse del amor a su madre? ¿Fue un homosexual reprimido por su severa educación calvinista? Los dos escribieron autobiografías. Pero todo el que escribe sobre su propia vida, engaña, omite, transforma, fantasea: hace ficción.
La dedicatoria a la primera publicación Cuentos infantiles y del hogar, que sería su éxito y su fracaso (para Bettina von Arnim y para su hijito, decía) demuestra que no descartaban la idea de la lectura infantil. Pero su versión profusamente anotada estaba dirigida sobre todo a estudiosos y eruditos. Los hermanos Grimm eran patriotas, defensores de una Alemania que, en un mismo movimiento, miraba hacia el pasado en busca de sus raíces y hacia el futuro en busca de la unidad nacional. Consideraban a su recopilación como un aporte a esa búsqueda esencial. Suprimieron de las últimas versiones los cuentos de El gato con botas y Barba Azul porque los consideraban “demasiado franceses”.
Querían que sus cuentos fueran puros, simples, no contaminados por la “literatura”. Desdeñaban las versiones elaboradas, con marca de autor. Y sin embargo fue su propia intervención la que le dio a esos cuentos la perfección que los hizo famosos.
Los Grimm, tan inteligentes y eruditos no podrían desconocer que los mismos cuentos circulaban oralmente por todo el continente eurasiático en mil versiones. Perrault había publicado Los cuentos de mamá Oca en el siglo XVII. Desde principios del siglo XVII circulaba la versión deGalland de Las mil y una noche, aunque sólo a mediados del siglo XIX aparece la traducción, mucho más rica y más fiel, de Sir Richard Burton. Hacia la misma época realiza Afanasiev su trabajo extraordinario de recopilación de los cuentos rusos. Recién a partir del siglo XX contamos con la colección de Cuentos Italianos de Italo Calvino. Hoy podemos acceder a recopilaciones de cuentos chinos, japoneses, hindúes, para comprobar que la estructura de los cuentos se repite una y otra vez.
Eurasia es un solo continente. Y los cuentos son grandes viajeros. Llevados y traídos por el mundo, con los fardos de los mercaderes y las mochilas de los soldados, con las plegarias de los peregrinos y las armas de los cruzados, con los barcos de los descubridores y las flechas de los indígenas, los cuentos se transmiten atravesando la humanidad de parte a parte. Por el camino se transforman y se enriquecen, varían, mezclan y combinan rasgos de culturas muy distintas, suman particularidades locales, amplían episodios o los eliminan. Si la imprenta no logró hacer desaparecer el sistema de transmisión oral, tampoco los medios.
En todas partes los puristas se rasgan las vestiduras, indignados con las transformaciones que Walt Disney impuso a los cuentos de los hermanos Grimm. Chicos y grandes conocen hoy CenicientaBlancanievesLa bella durmiente (La espina de la rosa en la versión Grimm) a través de las películas de Disney o las series de la tele en lugar de las versiones “originales”. Pero los cuentos populares no tienen versiones originales. No son alemanes, italianos ni árabes. Viven, viajan, crecen, se transforman, se cuentan de todas las maneras posibles. Son tan eternos, tan frágiles y efímeros como la humanidad.
Amor, admiración y gloria a los hermanos Grimm, que supieron rescatarlos para nosotros.


foton
Ilustración de Noemí Villamuza

Alemania canoniza a los Grimm

En el bicentenario de la primera colección de cuentos de los hermanos más famosos de las letras universales, su país celebra su memoria como la definición de la quintaesencia alemana

JUAN GÓMEZ Berlín 20 DIC 2012 - 21:50 CET


Doscientos años después de su primera edición, los Cuentos infantiles y del hogar parece una de esas exageraciones disparatadas diseñadas por un editor sin escrúpulos de autores de best sellers: se han traducido a más de 170 idiomas, han salido en versiones cuyo número tiende al infinito y han inspirado cientos de películas de factura oscilante entre los dibujos animados de Disney y la pornografía dura. En el Museo Hermanos Grimm de Kassel guardan los manuscritos de estos Cuentos infantiles y del hogar,editados por primera vez en Berlín el 20 de diciembre de 1812, que desde 2005 son Patrimonio de la Humanidad. Calculan en Kassel que, en total, estas historias han alcanzado una tirada de “bastante más de mil millones” de ejemplares. Además de como un formidable éxito editorial, el país anda estos días entregado a la celebración de estos románticos, violentos y pedagógicos relatos también como la expresión de la quintaesencia alemana.
Los hermanos Jacob (1785-1863) y Wilhelm Grimm (1786-1859) empezaron a recopilar cuentos en 1806, el mismo año en que Napoleón derrotó a los prusianos en Jena y entró con sus tropas en Berlín para liquidar el antiguo régimen. Los Grimm vivían en Kassel con la modestia de unos jóvenes burgueses, huérfanos de padre y recién licenciados en Derecho. Al año siguiente, la ciudad se convertiría en la capital del reino de Westfalia, creado por Bonaparte para su hermano Jerónimo.
Ellos siguieron recopilando sus relatos con ayuda de amigos y conocidos. Pero no viajaron, como se dice a veces, por la Alemania estremecida por los cambios del siglo y las guerras del primer imperio napoleónico. Escuchaban a viejas modistas, vendedoras, soldados y campesinos en las tabernas o en los mercados de su ciudad. Sobre todo, de la familia del farmacéutico Wild y de las hermanas Hassenpflug, así como del dragón (soldado de caballería) Johann Friedrich Krause. Tras seis años de transcripciones, arreglos estilísticos y limpiezas formales, el primer tomo de sus cuentos salió el mismo año de la Constitución de Cádiz.
Para la segunda parte, que vio la luz en 1814, se ganaron la colaboración de las familias nobles Haxthausen y Droste- Hülsoff, así como de la notable cuentista y verdulera Dorothea Viehmann, una viuda de sastre que impresionó a los hermanos porque era capaz de repetir sus cuentos siempre con las mismas palabras.
La primera edición no fue un éxito. En medio de aquellas guerras y convulsiones políticas que cambiaron el mapa europeo, ni las brutalidades que describían los Grimm ni su prolijidad filológica contribuyeron a la fama de RapunzelCenicienta o El sastrecillo valiente. Holger Ehrhardt, germanista de Kassel que ocupa la cátedra Grimm, sostiene que la enorme repercusión de los cuentos en el imaginario de generaciones de niños comenzó cuando los hermanos incluyeron ilustraciones en la “edición pequeña” de 1825. Se basaba en la segunda versión de los relatos, que data de 1819. Wilhelm Grimm, el más afecto a la poesía de los dos, trabajó en el lenguaje de los cuentos y les dio su tono romántico y accesible para los niños.
Tras la II Guerra Mundial comenzaron las críticas al universo de los hermanos, que comenzó a contemplarse como una “escuela de crueldades”. La bruja asada viva, su antropofagia frustrada, el abandono de niños desamparados o su condena a muerte dictada por el mismísimo Dios para terminar con su terquedad disgustan a algunos niños y a muchos educadores.
Puntual para este aniversario, la ministra de Familia Kristina Schröder lamentaba el jueves en una entrevista al semanario Die Zeit el “sexismo” de los cuentos de Grimm. La democristiana pertenece al sector conservador de la CDU de Angela Merkel y ha adoptado medidas muy criticadas por no promover el acceso de las mujeres al mercado laboral, pero los cuentos le inquietan y dice que solo se los leerá a su progenie distribuidas en convenientes dosis.
Es de esperar que las autoridades culturales alemanas dosifiquen a su vez las cenicientas y las blancanieves del año Grimm 2013, para el que se han planeado diversas actividades en Alemania, que van más allá de celebrar las glorias infantiles de los hermanos. Los Grimm, además de cuentacuentos, fueron lingüistas eminentes y son considerados como fundadores de la germanística.
Iniciaron el proyecto de un colosal Diccionario Alemán, en el que solo llegaron con vida hasta la palabra frucht (fruto). Conocido afectuosamente como El Grimm, este monumento a la legua alemana concluyó en 1961, 123 años después de que Jacob y Wilhelm lo comenzaran. Tiene 32 tomos.
Alemania también conmemora estos días el perfil político de sus compatriotas; los Grimm eran demócratas y abogaban por la unificación del puzle germánico del Ochocientos en un solo Estado nacional. Colaboraron en la redacción alemana de los Derechos Humanos. Tras mudarse a Göttingen para asumir sendas cátedras a partir de 1830, escribieron textos políticos que les costarían el exilio del reino de Hannover en 1837. Jacob fue diputado de la Asamblea Nacional de Fráncfort en el año revolucionario 1848. Siempre juntos pese a la boda de Wilhelm con Dorothea Wild en 1825, vivieron sus últimos 20 años en Berlín, que era la capital del reino de Prusia. Durante los dos siglos que van a desembocar en la conmemoración del bicentenario, Alemania ha dedicado a su memoria un gran número de calles, escuelas, premios y el último billete de mil marcos.

EL PAÍS



sábado, 14 de marzo de 2015

Amália Rodrigues / La máquina de coser tristezas


DE OTROS MUNDOS

Amália Rodrigues 

Amália da Piedade Rebordao Rodrigues 

(1920/07/23 - 1999/10/06)


Nació el 23 de julio de 1920 en el seno de una familia humilde oriunda del barrio de Beira Baixa, en Lisboa. Empezó a mostrar sus dotes de artista a los cuatro años. "Cantaba todo lo que oía y las vecinas me daban a cambio unas monedas o algún dulce". En el año 1940 cantó por primera vez en el Retiro da Severa, un local que fue durante décadas el templo de la música popular. Por aquel entonces los fados eran considerados canciones malditas y de mala reputación. El fado nació, al igual que Amalia Rodrigues, en los barrios pobres de Lisboa, como expresión de las penas de sus gentes. Su nombre proviene del latín fatum, que significa algo así como "encadenamiento fatal de los sucesos". 

En Madrid de 1943 hizo Amalia Rodrigues la que fue su primera actuación fuera de Portugal. En el que fue su primer viaje a España, en plena posguerra, y con «dos mil pesetas en el bolsillo, que en ese momento era una fortuna», Rodrigues coincidió con Manolete, Hemingway, e Imperio Argentina, con la que cantó Ojos verdes y La Piconera. Convencida de que debía de tener «una costilla gitana» por lo mucho que amaba el flamenco, Amalia Rodrigues volvió a actuar en Madrid en 1990 para celebrar sus 50 años en la profesión. 




Sus primeros discos los grabó en Brasil en 1945, después fueron editados en Portugal. Amalia se convirtió en un personaje internacional en 1955, gracias a la banda sonora de la película Los amantes del Tajo, de Henri Verneuil. Y al año siguiente triunfó en el Olimpia parisino, donde sus 158 centímetros de estatura fueron suficientes para auparse por encima de quienes en su Lisboa natal seguían menospreciando el fado. 


Fatalista, escéptica y humilde, la voz más representativa del fado, que se casó dos veces y levantó grandes pasiones entre los hombres, entre otros el playboy Porfirio Rubirosa, el millonario Onassis y el actor Richard Widmark. En el verano de 1974 le acusaron de haber sido portaestandarte de la recién derrocada dictadura y de pertenecer a la policía secreta del dictador Oliveira Salazar poco después de la revolución del 25 de abril de 1974. 

Fue la primera que llevó al fado los versos del poeta más famoso de Portugal, Luis de Camoes (1524-1580), y los letristas más conocidos del país quisieron que interpretase alguno de sus temas. Entre las canciones que inmortalizó están "Vou dar de beber a dor", "Uma casa portuguesa", "Nem as paredes confesso" o "Barco negro". 

En 1984, al enterarse que padecía de un cáncer de pulmón, intenta suicidarse. Los últimos quince años de la vida de Amalia fueron silenciosos. Amalia Rodrigues fue desapareciendo de los escenarios. Se dedicó a escribir poesía, "versos para mi propia muerte", como ella decía. 

Con motivo de la Exposición Universal de Lisboa, Amalia cantó ante un público nostálgico y ansioso de recuperar la memoria. La pasional artista, que siempre se definió como una persona «desencantada, desilusionada y demasiado idealista», tenía todo lo que necesita el fado, esa música melancólica, desgarrada, dramática y triste a la que doña Amalia dedicó 58 años de su existencia y de la que fue su embajadora en el mundo. 

Amalia Rodrigues murió en Lisboa a los 79 años. Sus restos fueron sepultados en el cementerio lisboeta de Los Placeres, tras un funeral de Estado en la Basílica de Estrela, al que asistió el presidente portugués, Jorge Sampaio. El Gobierno portugués decretó tres días de luto oficial tras la muerte del símbolo nacional. 

BUSCABIOGRAFIAS



"Soy una máquina de coser tristezas" 
Amália Rodrigues


Eran cosas de niños. Una vez comí cerillas para castigar a mi abuela, que había dicho algo que no me gustó. Cuando vi La dama de las camelias lloré, bebí vinagre para ser como ella... Me ponía en la ventana para que me diera el aire, pillar la tuberculosis y morir como ella. No entendía nada, solo que el padre era muy malo y que se mató por eso. Quería morir así.

Amalia Rodrigues


Muere en Lisboa, a los 79 años, Amália Rodrigues, la voz más profunda del fado

Portugal se dispone a vivir tres días de luto y homenaje nacional a la cantante fallecida


JAVIER GARCÍA Madrid 7 OCT 1999


La cantante portuguesa Amália Rodrigues, considerada como la dama del fado, falleció ayer en Lisboa, a los 79 años de edad. Su cuerpo fue encontrado por su secretaria personal, Leonilde de Jesús Henriques, en el dormitorio de su residencia. Reconocida unánimemente como la "voz de Portugal", a pesar de su identificación con el régimen salazarista, Amália Rodrigues encarnó el símbolo de los valores tradicionales del alma lusa: la nostalgia, la ternura y la soledad. El Gobierno socialista decretó ayer tres días de luto oficial por su muerte, a falta de cuatro jornadas para las elecciones generales en el país.
La muerte de la máxima intérprete del fado provocó la consternación en todo el país, y la mayoría de los partidos políticos suspendieron ayer las actuaciones musicales y los actos festivos de su campaña electoral. La embajadora universal de la idiosincrasia lusa fue encontrada sin vida en el dormitorio de su residencia lisboeta a primeras horas de la mañana. Su secretaria de toda la vida, Leonilde de Jesús Henriques, explicó que Amália Rodrigues "ya se encontraba indispuesta" el pasado martes, motivo por el cual canceló su presencia, como invitada de honor, en una corrida de toros en solidaridad con el pueblo de Timor Oriental, la ex colonia portuguesa arrasada por las milicias y el Ejército indonesios.Procedente de una familia muy humilde de la ribera del Tajo, la dama del fado comenzó a cantar desde niña, cuando vendía limones por los muelles del puerto lisboeta. En una entrevista concedida a EL PAÍS poco antes de su muerte, Amália Rodrigues contaba que sus comienzos fueron muy difíciles: "Cantaba en el puerto y en las viejas tabernas de Lisboa para ganar algunas monedas".

Controversia

El fado era considerado entonces como una música de los arrabales, propia de las clases bajas. Pese a las resistencias, Rodrigues consiguió sus primeros éxitos con canciones como Lisboa antigua, Coimbra o Barco negro. El desgarro y el timbre de su voz la catapultaron rápidamente por los escenarios de todo el mundo. Se casó dos veces. La primera vez, a los 16 años, con un guitarrista, del que se divorciaría poco después, y la segunda, a los 40. En la década de los sesenta, Amália Rodrigues conquistó el éxito internacional y viajó a Hollywood, donde cosechó "muchos admiradores y pretendientes, como Anthony Quinn, quien me escribió decenas de cartas", explicaba.Su identificación y defensa del régimen del dictador Oliveira Salazar la convirtieron en el blanco de la oposición democrática, que, tras la revolución de los claveles, le perdonaría sus veleidades políticas como símbolo de reconciliación nacional. Tras su reaparición artística, en 1976, en Lisboa, la dama del fado desmintió sus presuntas implicaciones con el régimen salazarista, aunque reconocía que se vivía "mejor con Salazar que ahora".
A pesar de su edad, Amália Rodrigues vivía de noche y no amanecía hasta bien pasado el mediodía. Solía reunir a sus amigos e invitados en el salón de su casa, donde pasaba los vídeos de sus mejores actuaciones y cantaba sus canciones, a modo de karaoke, hasta que las primeras luces del día entraban por las persianas.
La cantante era una gran aficionada a los toros, cuya estocada final está prohibida en el país vecino. "El mundo taurino y la canción", decía, "estaban muy unidos. Después de las corridas, nos juntábamos con los toreros y organizábamos noches de juerga que acababan siempre de madrugada. En España canté por primera vez en el Retiro, y allí conocí a las grandes figuras del toreo. Ese mundo de la farándula era realmente especial. Siempre nos reuníamos gente del mundo del cine, los toros y la canción".
Tras conocerse la noticia de su muerte, centenares de personas comenzaron a desfilar por la casa de la cantante más universal del mundo lusitano. El presidente de la República, Jorge Sampaio, explicó que Amália "fue siempre, y sobre todo, la persona que más se identificó con los valores nacionales como la saudade, el afecto, el amor y la soledad".
El ex presidente y líder histórico de los socialistas portugueses, Mario Soares, dijo que la fallecida fue siempre "una persona muy amable, modesta, nada diva y digna de todo aprecio, a pesar de ser muy conservadora e incluso salazarista". El ministro de Cultura, Manuel María Carrilho, destacó que Amália Rodrigues fue "la representante más genuina del sentir portugués, quien con su talento y su profunda sensibilidad transformó el fado en una de las formas musicales más conocidas del mundo".
El primer ministro, el socialista António Guterres, decretó ayer tres días de luto nacional por su fallecimiento, y explicó: "Hay figuras que son símbolos de un pueblo, y Amália Rodrigues entrará en la historia como el símbolo más sobresaliente del pueblo portugués".

Discografía

Perseguição — (1945)
Tendinha — (1945)
Fado do Ciúme — (1945)
Ai Mouraria — (1945)
Maria da Cruz — (1945)
Ai Mouraria — (1951/52)
Sabe-se Lá — (1951/52)
Novo Fado da Severa — (1953)
Uma Casa Portuguesa — (1953)
Primavera — (1954)
Tudo Isto é Fado — (1955)
Foi Deus — (1956)
Amália no Olympia — (1957)
Povo que Lavas no Rio — (1963)
Estranha Forma de Vida — (1964)
Amália Canta Luís de Camões — (1965)
Formiga Bossa Nossa — (1969)
Amália e Vinicius — (1970)
Com que Voz — (1970)
Fado Português — (1970)
Oiça Lá ó Senhor Vinho — (1971)
Amália no Japão — (1971)
Cheira a Lisboa — (1972)
Amália no Canecão — (1976)
Cantigas da Boa Gente — (1976)
Lágrima — (1983)
Amália na Broadway — (1984)
O Melhor de Amália - Estranha Forma de Vida — (1985)
O Melhor de Amália volume 2 - Tudo Isto é Fado — (1985)
Obsessão — (1990)
Abbey Road 1952' — (1992)
Segredo — (1997)



DISCOGRAFÍA COMPLETA
  • Perseguição, 1945
  • Tendinha, 1945
  • Fado do Ciúme, 1945
  • Ai Mouraria, 1945
  • Maria da Cruz, 1945
  • Ai Mouraria, 1951/52
  • Sabe-se Lá, 1951/52
  • Novo Fado da Severa, 1953
  • Uma Casa Portuguesa, 1953
  • Primavera, 1954
  • Tudo Isto é Fado, 1955
  • Foi Deus, 1956
  • Amália no Olympia, 1957
  • Povo que Lavas no Rio, 1963
  • Estranha Forma de Vida, 1964
  • Amália Canta Luís de Camões, 1965
  • Formiga Bossa Nossa, 1969
  • Amália e Vinicius, 1970
  • Com que Voz, 1970
  • Fado Português, 1970
  • Oiça Lá ó Senhor Vinho, 1971
  • Amália no Japão, 1971
  • Cheira a Lisboa, 1972
  • Amália no Canecão, 1976
  • Cantigas da Boa Gente, 1976
  • Lágrima, 1983
  • Amália na Broadway, 1984
  • O Melhor de Amália - Estranha Forma de Vida, 1985
  • O Melhor de Amália volume 2 - Tudo Isto é Fado, 1985
  • Obsessão, 1990
  • Abbey Road 1952, 1992
  • Segredo, 1997



FILMOGRAFÍA
  • Capas negras (1947)
  • Fado, história d'uma cantadeira (1947)
  • Vendaval maravilhoso (1949)
  • Os amantes do Tejo (1955)
  • Sangue toureiro (1958)
  • Música de siempre (1958)
  • O céu da minha rua (1958)
  • Las canciones unidas (1960)
  • Fado corrido (1964)
  • As ilhas encantadas (1965)
  • A sapateira prodigiosa (1968)
  • Hasta el fin del mundo (1991)


viernes, 6 de marzo de 2015

Syd Barrett / Creador de Pink Floyd

Syd Barrett


CREADOR DE 

PINK FLOYD


BIOGRAFÍA BREVE


“Syd” Barrett fue un guitarrista, compositor y cantante inglés. Su verdadero nombre era Roger Keith Barrett y se distingue por haber sido miembro fundador de la agrupación de Rock Pink Floyd. Desafortunadamente, su personalidad inestable y su adicción a las drogas dieron al traste con su prometedora carrera musical.

A mediados de los años sesenta forma Pink Floyd, un grupo inicialmente de blues que se inclinaría por la novedosa música “psicodélica” -un estilo de Rock que tenía como fin la experimentación sónica-. A finales de 1966 el grupo inicia carrera en el estudio de grabación con tres singles escritos por Barrett. En su primer larga duración “The Piper At The Gates Of Dawn” (1967) Barrett dirige al grupo hacia una extraña jornada psicodélica, plena de imaginación.

Su estilo de tocar la guitarra era altamente innovador para la época. A Barrett se le deben esos extraños sonidos de guitarra Slide cargados de eco, que Pink Floyd utilizó durante toda su carrera. El guitarrista los creó utilizando un encendedor de metal, en lugar de un “cuello de botella”. Eran sus mejores días como artista.

Sin embargo, al encontrarse Barrett con la fama y el reconocimiento, su comportamiento se vuelve errático, en parte debido al consumo desmedido de la droga conocida como LSD. Los recitales se veían afectados por las continuas indisposiciones e impredecibles comportamientos. Por ejemplo, una noche en el Fillmore West de San Francisco el guitarrista se rehusó a tocar los acordes de las piezas para simplemente hacer sonar las cuerdas de su guitarra mientras las desafinaba.

Durante esta época el guitarrista sufre un colapso nervioso que cambiaría su vida para siempre. Para apoyar al grupo entró como segundo guitarrista David Gilmour, sin embargo, poco a poco Barrett dejaría de participar con el grupo hasta hacer oficial su salida. En el segundo álbum de Pink Floyd “A Saucerful Of Secrets” (1968) aparece sólo una pieza compuesta por él.

Luchando por su recuperación y con una inconsistente forma de trabajar, Barrett trató de grabar su primer disco en solitario con la ayuda de Gilmour. Las sesiones abortaron hasta finales de 1969 cuando apoyado en músicos de la banda Soft Machine el trabajo se completó. “The Madcap Laughs” apareció a principos de 1970 teniendo un éxito moderado.

Un segundo álbum titulado “Barrett” aparece ese mismo año, con una mejor producción, pero mostrando a un Barrett más afectado. Los músicos que le ayudaron a completar sus piezas expresaron la gran dificultad que era sobrellevar el trabajo. Las partes de Barrett estan llenas de anomalías en el tiempo y en la técnica, pero mantenían aquel halo de misterio que le caracterizó siempre.

Después de un par de intentos fallidos por formar un nuevo grupo y grabar otro álbum, Barrett desaparece de la escena. Fue en 1975 cuando se presentó inesperadamente en los estudios Abbey Road cuando Pink Floyd grababa el álbum “Wish You Were Here”. El guitarrista apareció gordo, con su cabeza y sus cejas afeitadas -hecho que inspiraría el personaje de Pinky en la pelicula “The Wall”-. Sus ex-compañeros observaron con tristeza a su amigo, dedicándole un par de piezas. Era muy probable que Barrett padeciera una enfermedad mental y lo mejor era que se retirara definitivamente del negocio de la música.

En 1988 apareció un nuevo disco con el único material restante de la época 1968-70. Su título fue “Opel” y como de costumbre fue ensamblado con muchas dificultades por los miembros de Pink Floyd -Al igual que la Box-Set “Crazy Diamond” (1993)-. Este lanzamiento tenía la intención de hacerle llegar nuevas regalías económicas.

Muy poco se supo de Syd Barrett hasta el día de su muerte ya que evitaba a toda costa las entrevistas y las apariciones públicas. Vivía en Cambridge con su madre y trabajaba en la jardinería y en la pintura abstracta. Desafortunadamente la diabetes empeoró su estado de salud y murió el 7 de julio del 2006.





Syd Barrett


Cuando murió Syd Barret , fundador y líder de Pink Floyd, el 7 de julio del año 2006 , su hermana se encontró con que en la cuenta de Roger-su verdadero nombre- había algo más de dos millones de euros.

Una cuenta inmaculada de años y años engordada por el dinero que le ingresaban en su cuenta periódicamente , proveniente de derechos de autor y venta de discos de Pink Floyd. Dave Gilmour siempre se preocupó de que le ingresaran el dinero. Todo ese dinero fue a parar, finalmente, a sus hermanas.

Oficialmente, Barret había muerto a causa de un cáncer de páncreas, pero era un diabético durante sus últimos ocho años . Y lo que es peor, desde que lo echaron de Pink Floyd, de su propio grupo, en abril de 1968, sufría de esquizofrenia perpetua, provocada por su adicción al LSD, a lo que se sumaba un desorden bipolar y un espectro de autismo. El caso Barret es uno de los más estudiados en el mundo de la esquizofrenia.

Syd Barret vivía como un ermitaño en su ciudad, en Cambridge. Se movía en bicicleta, con una especie de cesta ,tal como describía en su genial y surrealista tema “Bike” . Al final, parece que intentaba escribir un libro. Esa era la vida de un genio que se volvió loco. Así de simple. El fundador de Pink Floyd, el creador de obras maestras absolutas como “Arnold Layne”, “See Emily Play” e “Interstellar overdrive”.

El también inventó el sonido de Pink Floyd . Hasta el nombre, tomado como broma surrealista, basado en los nombres de dos músicos de blues no muy conocidos: Pink Anderson y Floyd Council . Syd fue tan vanguardista y revolucionario que aún está por conocer el nuevo genio que pueda superarle en su propia astronomía de la esquizofrenia.




UN DIAMANTE LOCO

Jamás me resultó extraño cuando en el mes de junio de 1975 , Syd dijo que “Shine on your crazy diamond”, el tema primordial de un nuevo disco de los Floyd, le parecía que sonaba “un tanto antigua”, a preguntas de su viejo amigo y compañero Roger Waters.

Al parecer, ese 5 de junio de 1975 fue el último día que los cuatro Pink Floyd pudieron ver a Syd Barret por última vez. Ese día, Dave Gilmour, su sustituto como guitarrista del grupo, le había invitado a su boda con su primera esposa Ginger. Más tarde, ambos se fueron a Abbey Road, al estudio 3 , al de arriba, donde Pink Floyd estaban grabando “Whish you were here” , el álbum decisivo tras el sonado éxito de “Dark side of the Moon”.

Syd Barret se sentó al fondo , detrás de la consola de grabación. Llegaron los tres y nadie lo reconoció. Sy Barret estaba calvo, gordo y casi sin dientes. No, no podía ser el increíble y mágico Syd Barret fundador de Pink Floyd. El no hablaba, nadie se acercaba, hasta que Waters le preguntó que le parecía “Shine on your crazy diamond”. Rogers siempre se había aprovechado de la locura de su viejo amigo para escribir sus “lunáticas” letras y no hacía más que escarbar en la propia leyenda en la que Syd se había convertido con el tiempo ,como músico revolucionario y también como el primer gran genio de la música víctima del LSD.

En “Dark side of the Moon” había escrito ya “Brain damage y “Eclipse” para agigantar la figura de Syd. Y,luego, el siguiente álbum se llamaba “Wish you were here” y encima se atrevía a ponerle “Shine on your crazy diamond” , porque se sabía que Syd ya no se enteraba de nada. Waters siempre ha sido siempre inteligente , cínico y perverso.

Kevin Ayers fue amigo de Syd en el colegio, en Cambridge, en el Technical College. El Kevin que produje me contó muchas cosas de como Syd, simplemente, quería viajar y viajar hacia esa “astronomía dominada” por su cerebro. Al más allá de la mente. Quizá por eso encontró en el LSD el instrumento interestelar. Según Kevin se llegaba a meter cuatro viajes de LSD al día en cualquier cosa, en una cuchara, en un terrón de azúcar, en lo que fuera. Pero,a cambio, la música que hacía era sumamente diferente, espacial, galáctica. Syd inventó la psicodélica en el mundo de la música. El era la propia “psicodelia”.




EL RIVAL DE LOS BEATLES

Kevin pensaba que probablemente fichar por la EMI , con un gran “status”, como los Beatles, y grabar con el mismísimo ingeniero de los Beatles, no fue algo que le sentara bien al galáctico Syd. Empezó a decir que era un revolucionario y que no era famoso. Y lo que es peor: que él vivía en un “flat” alquilado y John Lennon, en una mansión. Y que era algo absolutamente injusto.

Norman Smith,el productor e ingeniero de los Beatles , jamás le gustó nunca Syd, porque le desconcertaba en cada una de las sesiones que él dirigía con su nuevo gran grupo Pink Floyd. El cerebro de Barret iba a la velocidad de la luz y el de Norman sólo a la velocidad de un buen artesano.

Norman incluso ha contado que el único que se mostró indiferente y contestatario con los Beatles fue el propio Barret cuando Norman les llevó al estudio 2 para que conocieran a las majestades” de la música británica. Fue en la primavera de 1967, mientras los Beatles esa noche grababan “Lovely Rita” , del “Sgt. Peppers” . Roger, Nick y Rick se mostraron casi babosos con los Beatles, pero Syd llegó a decir que aquella música era una mierda, comentario que al parecer no llegó a oídos de Paul, que era el autor de la canción. Aquella noche , ellos grababan “El Espantapájaros” de “The Pipe at the gates of Dawn”.




EL PRIMER GRAN ALBUM

Para mí y lo saben muchos seguidores de Plasticos y Decibelios, es mi álbum favorito de Pink Floyd. Publicado a finales de 1967 todavía parece increíble como pudieron llegar tan lejos en aquellos años. Me parece algo sublime, majestuoso, como si descubriera las estrellas, el espacio con la música de Syd Barret. La obra de un genio que nunca obedecía a Norman Smith. Más transgresor que Jimi Hendrix, más nihilista que el mísmísimo Pete Townshend. Un absoluto genio. David Bowie siempre ha sido un forofo especial de Barret.

Incluso en su disco de versiones de “Pin-ups” incluyó la increíble “See Emily Play”” , que había sido elegida como la mejor canción psicodélica de toda la historia. Para Bowie lo que más le dejaba perplejo era su fraseo,su dicción , la manera de cantar . No era lo típico de un “palurdo inglés” , sino que tenía algo más que la técnica del cantante americano. Para Bowie la voz de Syd le parecía algo de otro mundo. El amor de Bowie por Barret llegó hasta el punto de que la última vez que ha cantado en directo en todos estos años, fue para rendir un pequeño tributo a Syd , que Dave Gilmour, su sustituto en los Floyd, había preparado en el Royal Albert Hall, en mayo del año 2006. Hace justo ocho años. Bowie cantó el primer single de Pink Floyd, el increíble “Arnold Layne” , la grotesca historia de un sujeto que robaba bragas y ropas de mujer para luego ponérselas en su casa . En aquella época, la madre de Roger Waters, su amigo, alquilaba en Cambridge habitaciones para estudiantes y Syd tenía la manía de tomar las bragas de las chicas y olerlas de manera intensa para conocer la profundidad de su olor, como si se tratara de un lobo en celo.

“The Piper at the Gates of Dawn” , a pesar de su peso vanguardista , a pesar de su supuesta falta de comercialidad, fue un éxito increíble. El álbum de la gran psicodélica. Desgraciadamente, Barret, cada día, era un zombie al que se le iba a cabeza. Se iniciaba su gran parálisis mental. Había conciertos que lanzaba la guitarra como si fuera una granada y,en otras actuaciones, simplemente, se quedaba quieto y Pink Floyd, sin remedio, tenían que suspender la actuación.




EL ACIDO, EL ACIDO LISERGICO

Syd Barret pudo llegar a Los Angeles , que era la capital de su paranoia. Un desconocido Alice Cooper había oído el disco de los Floyd y quería conocerlos como fuera. Llegaron a cenar en el club Chetah y el guitarrista de Cooper, se quedó perplejo cuando Syd le pidió que le pasara el azúcar , mientras sacaba un recipiente y los bañaba en el terrón. Todos empezaron a viajar a otra galaxia.

De vuelta a Londres, Pink Floyd estaban de gira con Jimi Hendrix y Kevin Ayers. Y Kevin me contó que a Jimi le daba Chas Chandler, su manager, heroína y al pobre Syd de todo . Podía tomar Mandrax, el tranquilizante o pastillas adelgazantes. Syd estaba ya loco. Así que , continuamente ocurría lo que sucedió en San Francisco. Barret desafinaba la guitarra a propósito y ya no podía cantar. Ni siquiera podía mover sus labios. A la siguiente gira ya era imposible tenerlo en el grupo y se acordaron de Dave Gilmour, que encima era buen amigo de Syd.

Gilmour era guapo, gran guitarrista , de gran técnica, pero carecía de la imaginación de Barret. En Pink Floyd empezó a crecer el miedo, el pánico. Perdían a su compositor,a su líder ,a su guía. Incluso para la compañía EMI parecía una tragedia. Incluso el ingeniero y productor Norman Smith le entró el pánico ante la posibilidad de la degeneración del grupo que producía.

En enero de 1968 se decidió definitivamente que Syd Barret se convirtiera en una especie de Brian Wilson de los Beach Boys. No se le expulsaba del grupo, pero no iba de gira ni tocaba en directo.Ni tampoco se le esperaba en el estudio de grabación.


Syd Barrett, 1975


LA MARGINACION Y EL FINAL

Cuando Pink Floyd grababan el segundo álbum, “A Saucerful of secrets”, sólo le dejaron tocar algo de guitarra en “Set the controls for the heart of the sun”. Le mantenía apartado de la sala del estudio 3. Le ubicaban incluso en la recepción del estudio. Allí tirado o escondido en los bosques de su locura o sus viajes mentales intergalácticos.

Nadie quiso dejar tirado a Syd Barret, pero el caso es que así sucedió. Dave Gilmour, que siempre se había sentido culpable de haberle quitado el puesto, fue el último en hacer un esfuerzo al poner dinero y producirle el segundo disco en solitario, llamado simplemente, Barret. Era imposible hacer algo coherente con aquel loco que había dejado de ser un cerebro coherente. El álbum, además, se hacía entre restos de sesiones de otros discos de Pink Floyd. Y era bastante peor que el primer intento en solitario, “The Madcap laughs”, que se había podido terminar con Joe Boyd y otros cinco productores, que todos ellos desistían ante la imposibilidad de grabar algo racional.

Ahogado en su propio locura, un buen día dijo que quería ser médico y que se volvía Cambridge. Quería cambiar su vida y convertirse en algo diferente. Poco después , le despojaron de cualquier hilo con su Pink Floyd. Siempre me pareció vergonzoso que a un pobre loco le hicieran firmar en en mayo de 1972 un documento en que dejaba de tener cualquier vinculación o intereses financieros con los siguientes trabajos de Pink Floyd.

Dos años después, le persuadieron para volver a los estudios de Abbey Road para que pudiera grabar cualquier cosa. Pero las sesiones de tres días fueron erráticas e impresentables, a pesar de que Barret llegó maquetar unas once canciones. Durante unos años vagó por hoteles de Londres, preocupado como siempre por sus propias ropas. Hay anécdotas de todo tipo de aquella época. Por ejemplo como Syd llevó su ropa sucia a la “boutique” del momento, porque le había dicho que era una buena lavandería. Una vez que se gastó todo el dinero y, sin recursos, esta vez si que volvía definitivamente a Cambridge, a casa de su madre, que todavía estaba viva. Ya no salió de allí hasta su muerte, a excepción de unos pocos meses en 1982, en que regresó a Londres. Al regresar hizo algo que requirió un nuevo tratamiento psiquiátrico. Syd volvió a Cambridge desde Londres, caminando nada menos que 80 kilómetros.

Syd Barret comenzó a pintar. Cuadros abstractos con estrellas de protagonistas. Siempre en compañía con los mismos discos. Mucho de Bo Didley , su guitarrista favorito,algo de los Beatles y de los Stones y muchos discos de jazz viejos. Pero nunca fue feliz ni se sintió libre en aquellos días que vivió como un ermitaño o un enfermo de esquizofrenia con ribetes de un simple recluso. Un recluso con 25 guitarras que guardaba de sus viejos tiempos, que nunca tocaba, que se quedaba sentado asombrado viendo la televisión y poniéndose cada día más gordo.

Quizá fuera prisionero de una ansiedad existencial crónica. Quizá era simplemente un loco no peligroso, aunque perpetuamente vigilado primero por su madre y ,luego, por su hermana Rosemary, que vivía cerca de la pequeña casa de Syd, en St. Margaret Square, donde actualmente se han instalado unos franceses que la compraron por poco dinero y que desde luego no sabían quién era el anterior morador.


Según su hermana, en sus últimos años de vida ni siquiera sabía que era un músico y que había sido el fundador de un grupo como Pink Floyd. Murió con la risa esquizofrénica de un demente. Pero estoy seguro de que había un extraño placer en su locura que sólo los locos conocen.


Muere Syd Barrett, el genio impulsor de la psicodelia británica

El antiguo cabecilla de Pink Floyd vivía retirado en Cambridge desde 1971


DIEGO A. MANRIQUE Madrid 12 JUL 2006

Syd Barrett, fundador de Pink Floyd, murió el viernes 7 en su casa de Cambridge, víctima del cáncer (otras fuentes hablan de diabetes y sugieren que el fallecimiento fue posterior). La confusión sobre la fecha de la muerte se ajusta al carácter de este artista misterioso. De verdadero nombre Roger Keith Barrett, abandonó el negocio de la música en 1971. Se acogió al cuidado de su madre y de sus cuatro hermanos tras años de excesos con sustancias alucinógenas.

En sus discos en solitario derivó hacia un sonido más bucólico y vaporoso

El consumo de drogas le fue convirtiendo en un músico poco fiable en el escenario

La última vez que se habló de Syd Barrett fue a comienzos de año: el 6 de enero cumplía los 60 años de edad y fueron muchos los medios que se acordaron de él. Por esas fechas, los familiares de Barrett redoblaron la vigilancia: no querían que acudieran periodistas y equipos de televisión a burlarse de él. Resultaba fácil: Barrett carecía de maldad y se dejaba liar si se le pillaba solo en casa o haciendo la compra en el supermercado. Con el pelo rapado y pasado de peso, en nada se parecía al taciturno adonis que era objetivo principal de lasgroupies en el Londres hippy.
Estudiante de Arte, Barrett se unió en 1965 a Roger Waters, Nick Mason y Rick Wright, aspirantes a arquitectos entonces entregados a la música. Era un líder nato y decidió que el nombre del grupo fuera Pink Floyd, partiendo del de dos oscuros bluesmen rurales, Pink Anderson y Floyd Council. Pero el pop londinense estaba cambiando velozmente y, en 1966, el popular rhythm and blues adquirió formas muy fantasiosas, que se denominaron "psicodelia" por -supuestamente- reflejar la experiencia del LSD, droga que había sido legal durante varios años.
Capitaneado por el carismático Barrett, el grupo se colocó en la primera línea del pujante movimiento underground en la capital británica, aunque sus ambiciones eran más estéticas que políticas. En 1967 consiguieron dos éxitos (Arnold Layne, See Emily play) y editaron su primer elepé, The piper at the gates of dawn. Para finales de ese año, sus compañeros comprobaron que Barrett ya no podía funcionar en directo: el consumo masivo de drogas le fue convirtiendo en un músico poco fiable en el escenario y, muchas veces, un vegetal fuera de los focos.
Pragmáticos, los miembros más estables de Pink Floyd alistaron a David Gilmour, un guitarrista amigo de Cambridge, para cubrir a un Barrett que se acercaba a lo catatónico. En abril de 1968, finalmente fue despedido del grupo; los representantes se solidarizaron con él y también dejaron el proyecto. Ese año se publicó el segundo LP de Pink Floyd, A saucerful of secrets, con mínima aportación de Barrett.
Las canciones de Barrett ejemplarizaban las particularidades de la psicodelia londinense. Que enlazaba con la tradición británica delnonsense y encajaba en el universo de Alicia en el país de las maravillas. También se solidarizaba con excéntricos inofensivos: el protagonista de Arnold Layne robaba ropa femenina. Musicalmente, era una psicodelia dulce, alejada de las robustas exploraciones instrumentales de los grupos de San Francisco.
En sus discos en solitario, Barrett derivó hacia un sonido más bucólico y vaporoso, a veces infantil. Fueron The madcap laughs y Barrett,editados ambos en 1970. Pero su contacto con la realidad era cada vez más tenue, como muestran los temas inéditos y/o incompletos que salieron en Opel (1986). Y él mismo, tras no hallar alivio en el tratamiento psiquiátrico, decidió refugiarse en la casa de Cambridge donde vivía su madre.
Poco se volvió a saber de él. En 1975 visitó a Pink Floyd mientras se grababa Wish you were here... y sus ex compañeros tardaron en reconocerle.
Ese disco contenía precisamente un hermoso homenaje, Shine on crazy diamond. Para Gilmour y compañía, los problemas de Syd eran intrínsecos, aunque se complicaron con sus excesos. La Seguridad Social británica coincidía con esa valoración: reconoció a Barrett como enfermo mental y le pagaba una pensión de inválido total. En realidad, sus ingresos principales seguían teniendo origen musical: siempre se vendieron los discos que hizo con o sin Pink Floyd, aparte de que, comenzando con David Bowie, muchos artistas grabaron sus composiciones.
Esta fascinación por Barrett fue mirada con sospecha por el resto de Pink Floyd. Se usaba para minusvalorar la segunda etapa del grupo y, peor, para trivializar una tragedia: Barrett quedaba convertido en un mártir, un héroe romántico, un psiconauta que sufrió por todos nosotros. El fanatismo llegó a tal grado que se comercializó, primero en VHS y luego en DVD, una filmación muda de lo que se anunciaba como "el primer viaje en ácido de Syd Barrett". Es preferible recurrir a The Pink Floyd & Syd Barrett Story (Sony / BMG), reciente doble DVD que junta evocaciones de quienes vivieron su desintegración con recreaciones musicales de admiradores como Robyn Hitchcock y Graham Coxon.

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